Si bien no se come a otros peces, permanece en el fondo como en el caso del bagre, lo que afecta la reproducción de otros peces; además crea madrigueras en los taludes de cuerpos de agua, lo que hace vulnerable a una creciente por el deslave o erosión de la orilla de los ríos cambiando el cauce en situaciones graves.

Igualmente afecta a la fauna y a la actividad productiva, como fue el caso de la presa El Infiernillo donde al haber desplazado las especies nativas comerciales o deportivas afectó de sobremanera la economía de las poblaciones cercanas.

En cuanto a este fenómeno se implementan campañas de educación para evitar el efecto negativo de esta especie que no es nativa de esta zona por lo que no tiene depredadores; se requiere entonces de reportes ciudadanos de la presencia en redes de este ejemplar al que se sacrifica y entierra para evitar que se despidan olores desagradables.

En esta campaña de control de la especie participan integrantes de la cooperativa de Don Martín con la captura a través de trampas y redes para que se cuantifique el problema detallando que en un primer muestreo se detectaron 50 peces, una cifra preocupante, consideró el funcionario.